Mamá, necesitamos tu autoridad

“No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá” (Proverbios 23:13-14).

“Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” (Hebreos 12:11).

“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:4).

La Madre Cristiana

Dios considera importantes a las madres cristianas por varias razones.

• En primer lugar, las madres son importantes porque desempeñan un papel vital en la creación y la crianza de la vida humana.

En el Salmo 139:13-14 se dice: «Porque tú creaste mi ser íntimo; me tejiste en el vientre de mi madre. Te alabo porque he sido creado de forma maravillosa». Este pasaje destaca la naturaleza milagrosa de la vida humana, que comienza en el vientre de una madre.

• Segundo, las madres son importantes porque a menudo son las principales cuidadoras y educadoras de sus hijos. Proporcionan amor, apoyo, orientación y protección, que son esenciales para el desarrollo saludable del niño.

En Proverbios 1:8-9 se dice: «Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre. Son una guirnalda para adornar tu cabeza y una cadena para engalanar tu cuello». Este pasaje subraya la importancia de la guía y la enseñanza de la madre en la vida de un niño.

• Tercero, las madres sirven de modelo y ejemplo de fe y obediencia a Dios. En 2 Timoteo 1:5, el apóstol Pablo recuerda a Timoteo la fe de su madre y su abuela, diciendo: «Me acuerdo de tu fe sincera, que primero vivió en tu abuela Loida y en tu madre Eunice y, estoy persuadido, ahora vive también en ti.»

Este pasaje muestra cómo la fe de una madre puede tener un impacto duradero en sus hijos y en las generaciones futuras.

1. Honrar y respetar a las madres: En Éxodo 20:12, uno de los Diez Mandamientos es: «Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas mucho tiempo en la tierra que el Señor, tu Dios, te da». Del mismo modo, en Levítico 19:3, Dios ordena a los israelitas: «Cada uno de vosotros debe respetar a su padre y a su madre.»

2. Las cualidades nutritivas de Dios: En Isaías 66:13, Dios es comparado con una madre consoladora, diciendo «Como una madre consuela a su hijo, así os consolaré yo.»

3. El ejemplo de las madres: En 2 Timoteo 1:5, el apóstol Pablo recuerda a Timoteo la fe de su madre y de su abuela, diciendo «Me acuerdo de tu fe sincera, que primero vivió en tu abuela Loida y en tu madre Eunice y, estoy persuadido, ahora vive también en ti.»

4. El amor maternal: En el Salmo 139,13-14, el salmista reflexiona sobre la creación del ser humano por parte de Dios y dice: «Porque tú creaste mi ser íntimo; me tejiste en el seno de mi madre. Te alabo porque he sido creado con todo mi ser».

Una madre cristiana

Una madre cristiana es aquella que busca seguir a Cristo y vivir su fe en su papel de madre. He aquí algunas características de gran importancia.

1. Ama y sirve a su familia:

Una madre cristiana busca amar y servir a su familia, poniendo sus necesidades por delante de las suyas y dando sacrificialmente de sí misma para satisfacer sus necesidades.

2. Enseña y modela valores piadosos:

Una madre cristiana enseña y modela valores piadosos a sus hijos, como el amor, la honestidad, la bondad, el perdón y el respeto por los demás.

3. Ora por y con su familia:

Una madre cristiana reconoce el poder de la oración y procura orar por y con su familia, elevándolos a Dios y buscando su guía y sabiduría.

4. Da prioridad al tiempo con Dios:

Una madre cristiana reconoce la importancia de pasar tiempo con Dios en oración, estudio de la Biblia y adoración, y busca priorizar este tiempo en su apretada agenda.

5. Trata de transmitir su fe: Una madre cristiana busca transmitir su fe a sus hijos, compartiendo con ellos el mensaje del Evangelio y ayudándoles a desarrollar una relación personal con Cristo.

6. Busca ser una influencia positiva en su comunidad:

Una madre cristiana busca ser una influencia positiva en su comunidad, alcanzando a otros con amor y compasión y compartiendo la esperanza de Cristo con los que la rodean.

La Biblia ofrece orientación sobre cómo ser una buena madre a través de diversos versículos y pasajes.

1. Enseña y educa a tus hijos:

En Proverbios 22:6 dice: «Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él». Este pasaje enfatiza la importancia de enseñar y entrenar a los hijos en los caminos de Dios y la justicia.

2. Mostrar amor y compasión:

En Colosenses 3:12-14, dice «Por tanto, como pueblo escogido de Dios, santo y amado, revestíos de compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia. Soportaos unos a otros y perdonaos mutuamente si alguno de vosotros tiene queja contra alguien. Perdonad como el Señor os perdonó a vosotros. Y sobre todas estas virtudes revestíos de amor, que las une a todas en perfecta unidad». Este pasaje destaca la importancia de mostrar amor, compasión y perdón a los demás, incluidos los niños.

3. Disciplinar con amor:

En Proverbios 13:24, dice «El que escatima la vara odia a sus hijos, pero el que ama a sus hijos tiene cuidado de disciplinarlos». Este pasaje enfatiza la importancia de la disciplina, pero también destaca la importancia de hacerlo con amor y cuidado.

4. Ora por y con tus hijos:

En Santiago 5:16 dice: «Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados, y orad unos por otros para que seáis sanados». La oración de un justo es poderosa y eficaz». Este pasaje enfatiza el poder de la oración y anima a las madres a orar por sus hijos y con sus hijos.

5. Predicar con el ejemplo:

En 1 Timoteo 4:12, dice «No dejes que nadie te menosprecie por ser joven, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza.» Este pasaje anima a las madres a predicar con el ejemplo, demostrando virtudes piadosas y viviendo una vida que refleje su fe.

la Biblia orienta tambien a las madres en su rol imprescindibles, haciendo hincapié en la importancia de enseñar y educar a los hijos, mostrar amor y compasión, disciplinar con amor, orar por y con los hijos, y predicar con el ejemplo.

En conclusion: El Valor de la Madre Cristiana

Una madre cristiana busca vivir su fe en todas las áreas de su vida, buscando amar y servir a su familia, enseñar y modelar valores piadosos, orar por y con su familia, priorizar el tiempo con Dios, transmitir su fe y ser una influencia positiva en su comunidad.

Como cristianos, podemos dar las gracias a nuestras madres mostrándoles amor, respeto y gratitud con nuestras palabras y acciones, y reconociendo el importante papel que desempeñan en nuestras vidas.

Consejos para recuperar la autoridad perdida:

1) AMISTAD: Tender hacia una formación más cercana para con sus hijos, mediante un cariño vigilante y ejercer su autoridad con fortaleza, de tal manera que se genere una sólida amistad y confianza, en la que  pueda existir un diálogo sincero, en especial, hacia los cuestionamientos vitales (normas morales; rendimiento académico en los estudios; criterios claros sobre temas claves: el sentido de la vida, la sexualidad, el noviazgo y el matrimonio, el alcoholismo y la drogadicción, etc.).

2) REGLAS: Proponen que se establezca en el hogar un reglamento amable, pero claro, en el que no se debe de claudicar ni ceder (horario general de la casa; dedicación y responsabilidad en el  estudio y en las tareas escolares; que tomen conciencia de la importancia de la convivencia familiar, como reunirse para las comidas, la atención de los enfermos, el visitar a los abuelos y parientes; los encargos concretos que debe cumplir cada hijo; el saber compartir los bienes que se tienen, etc.).

3) EJEMPLO: El buen ejemplo y la congruencia de los padres en los valores y virtudes será fundamental para lograr resultados eficaces, lo mismo que la coordinación entre el padre y la madre para unificar los objetivos en la formación de cada hijo.

Llamadas a tomar el mando

Como padre o madre, tienes la autoridad, porque Dios te ha llamado a ser una autoridad en la vida de tu hijo.

Por tanto, tienes la autoridad de actuar como representante de Dios. Un padre o una madre no ejerce gobierno en la jurisdicción suya, sino en la de Dios, por lo cual actúa de acuerdo a Sus mandamientos —cumple el deber que Él le ha dado. No debes tratar de moldear a tus hijos como te parece, sino como agrada a Dios.

Todo lo que hagas en tu tarea como padre debe ser hecho desde esta perspectiva. Debes tomar a tu cargo toda la instrucción, el cuidado y la crianza, la corrección y la disciplina, porque Dios te ha llamado a esto y debes actuar con la convicción de que Él te ha llamado a actuar en Su nombre. En Génesis 18:19, el Señor dice: “Yo lo he elegido [a Abraham] para que instruya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto […]”. Abraham está haciendo negocios para Dios y está cumpliendo una tarea en la agenda de Dios. Dios le ha llamado a estas cosas y, por tanto, no está trabajando para sí mismo. Él no escribe su propia descripción de trabajo, sino que Dios determina la tarea y Abraham actúa en Su nombre.

Deuteronomio 6 resalta esta perspectiva de la responsabilidad de los padres. En el versículo 2, Dios dice que su meta es que los israelitas, sus hijos y sus nietos teman al Señor guardando Sus decretos. Los padres son las personas por medio de las cuales los decretos de Dios son comunicados, a quienes Dios llama a formar a los hijos cuando se sientan en casa, cuando andan en el camino, cuando se acuestan y cuando se levantan. Dios tiene un objetivo: Él quiere que una generación siga a la otra en Sus caminos. Dios logra este objetivo por medio de la instrucción de los padres.

Efesios 6:4 nos manda a criar a los hijos en la instrucción y el temor del Señor. Este es un mandato a proveer una formación esencial e impartir la instrucción del Señor; a funcionar en el nombre de Dios.

Comprender este simple principio te ayudará a pensar claramente sobre tu tarea. Si eres un agente de Dios en esta tarea de proveer una formación esencial y la instrucción del Señor, entonces también eres una persona bajo autoridad. Tú y tu hijo están en el mismo bote, pues ambos están bajo la autoridad de Dios. Ambos tienen diferentes papeles, pero el mismo Amo.

Si dejas que una ira pecaminosa empañe el proceso de la disciplina, estarás mal y deberás pedir perdón. Tu derecho de disciplinar a tu hijo está ligado a lo que Dios te ha llamado a hacer, no a tu propia agenda.