¿SABES QUIEN ERES PARA DIOS?

Todos nos definimos por un nombre, una historia, un pasado. Nuestro nombre está ligado a nuestros éxitos y fracasos. Vivimos bajo el peso o el orgullo de nuestra identidad actual.

Hoy veremos la historia de un hombre llamado Abram. Un hombre de fe, pero también un hombre con una realidad desalentadora: anciano, sin el hijo prometido y con un futuro incierto.

En Génesis 17, Dios no solo le reafirma una promesa, sino que redefine quién es él. Y en ese proceso, nos muestra el patrón de cómo Él nos transforma a nosotros hoy. Veremos cómo Dios nos quiere llevar de nuestra identidad limitada a una nueva identidad en Él, sellada con un nuevo nombre.

Título: De tu Nombre a Su Nombre: La Identidad que Dios te Ofrece

Texto Principal: Génesis 17:1-8, 15-19

Textos de Apoyo: Juan 1:12-13, Gálatas 3:29, 2 Corintios 5:17, Apocalipsis 2:17


Introducción: ¿Quién Eres Realmente?

  • Todos nos definimos por un nombre, una historia, un pasado. Nuestro nombre está ligado a nuestros éxitos y fracasos. Vivimos bajo el peso o el orgullo de nuestra identidad actual.
  • Hoy vamos a la historia de un hombre llamado Abram. Un hombre de fe, pero también un hombre con una realidad desalentadora: anciano, sin el hijo prometido y con un futuro incierto.
  • En Génesis 17, Dios no solo le reafirma una promesa, sino que redefine quién es él. Y en ese proceso, nos muestra el patrón de cómo Él nos transforma a nosotros hoy. Veremos cómo Dios nos quiere llevar de nuestra identidad limitada a una nueva identidad en Él, sellada con un nuevo nombre.

1. Un Pacto Personal: «Entre Mí y Ti» (Gn 17:4)

  • El llamado de Dios no es un decreto impersonal, es una invitación relacional. La frase «entre mí y ti» muestra el corazón de Dios: Él no quiere seguidores a distancia, quiere una familia cercana.
  • La vida de Abram hasta este punto fue una preparación.
    • ¿Fue una prueba de fe? ¡Sí! Desde su llamado en Ur (Gn 12) hasta la justificación por la fe (Gn 15), Abram aprendió a confiar en Dios a pesar de las circunstancias. Esa jornada de fe fue el terreno fértil donde Dios ahora formalizaría su pacto.
  • Aplicación para nosotros: La salvación no es unirse a una religión, es entrar en una relación personal con Cristo. Él te dice a ti, hoy: «Mi pacto es contigo». Tu historia, tus luchas y tu fe te han traído hasta este momento para que entiendas la profundidad de Su compromiso personal contigo.

2. Una Identidad Transformada: «Ya no te llamarás Abram» (Gn 17:5)

  • El cambio de nombre era esencial, no opcional. En la Biblia, un nombre es destino, carácter y esencia.
    • Abram: «Padre Enaltecido» (habla de su pasado y estatus).
    • Abraham: «Padre de Multitudes» (habla de su futuro y propósito divino).
  • Un nuevo nombre da un nuevo propósito de vida. Dios estaba llamando a Abraham a vivir, no según su realidad (un anciano estéril), sino según la promesa de Dios. ¡Lo estaba llamando a caminar por fe en su nueva identidad!
  • Paralelismo con el Nuevo Nacimiento:
    • Nuestra Antigua Identidad: «Pecador», «esclavo del pecado», «hijo de desobediencia».
    • Nuestra Nueva Identidad en Cristo: «Hijo de Dios» (Juan 1:12). ¡Ese es nuestro nuevo nombre funcional! Dios nos da la potestad, el derecho, de llevar esta nueva identidad. Somos «Nuevas Criaturas» (2 Co 5:17).
    • Ya no nos definimos por nuestro pasado, sino por Su promesa.

3. Un Propósito Soberano: «Tu descendencia será por Isaac» (Gn 17:19)

  • El plan de Dios no se somete a nuestra lógica ni a nuestros esfuerzos. Abraham y Sara intentaron «ayudar» a Dios a través de Ismael. Ismael fue producto del esfuerzo humano.
  • Dios siempre bendijo a Ismael (Gn 17:20), mostrando Su misericordia. Pero el plan de la redención, el linaje del pacto, pasaba por Isaac, el hijo de la promesa, nacido de un milagro.
  • Aplicación para nosotros: ¿Cuántos «Ismaeles» hemos creado en nuestra vida? Proyectos, relaciones, decisiones nacidas de nuestra propia fuerza por impaciencia o falta de fe. Dios es misericordioso con nuestros errores, pero Su mejor plan, Su «Isaac», a menudo requiere que esperemos y confiemos en Su poder milagroso, no en nuestra propia capacidad.

(Nota para el predicador sobre la curiosidad «IS»): Es una excelente observación, pero es una coincidencia lingüística en la traducción al español. En hebreo, las raíces son diferentes: Yishma’el (Dios oye), Yitzhak (Él ríe), Yisra’el (El que lucha con Dios). No comparten una raíz teológica. Se puede mencionar como una curiosidad interesante, aclarando que el significado de cada nombre es lo verdaderamente importante.


Conclusión: Recibe Tu Nuevo Nombre

  • Hemos visto el patrón de Dios: Él establece un pacto personal, nos da una identidad transformada y cumple su propósito soberano a través de la fe.
  • La historia de Abraham no termina en Génesis. Su verdadero legado somos todos los que, por la fe en Cristo, somos «linaje de Abraham y herederos según la promesa» (Gálatas 3:29).
  • El eco de Apocalipsis: La promesa final para el creyente es recibir «una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe» (Apocalipsis 2:17).
    • Este nombre representa tu historia de redención completa. Es la identidad final y eterna que Dios, tu Padre, te ha preparado. Es el nombre que celebra Su victoria en tu vida.

Llamado a la Acción:

  • Si nunca te has entregado a Cristo: Estás viviendo bajo tu «antiguo nombre», definido por tu pasado. Hoy, Dios te ofrece un nuevo nombre: «Hijo Suyo». Requiere arrepentimiento y fe, admitir que tus «Ismaeles» no son suficientes y recibir el «Isaac» que es Cristo.
  • Si eres creyente: ¿Estás viviendo como un «Abram» o como un «Abraham»? ¿Vives según tu realidad visible o según tu identidad prometida en Cristo? Deja de dudar. Camina en la verdad de quién eres. Eres un hijo de Dios, heredero de la promesa, y tienes un nombre nuevo esperándote en la gloria. ¡Vive hoy a la altura de ese llamado
¿Habrá paralelismo entre lo relatado en éste capítulo Gn 17 y Arrepentirse, entregarse a CRISTO… se lee en Jn 1, que la potestar de se hijo de DIOS (¿nuevo nacimiento?) es de DIOS quien la otorga …. y en Apocalipsis se lee de un nuevo nombre…?
El paralelismo entre Génesis 17 y la experiencia de salvación en Cristo es profundo y fundamental.

El Nuevo Testamento presenta el pacto con Abraham no solo como un evento histórico, sino como una sombra, un tipo o un prototipo del Nuevo Pacto. Lo que ocurrió con Abraham en el plano físico y terrenal encuentra su cumplimiento pleno en el plano espiritual y eterno para los creyentes en Cristo.

Analicemos los paralelismos punto por punto, usando las Escrituras que mencionaste.

El Pacto con Abraham como Sombra de la Salvación en Cristo

1. La Naturaleza del Pacto: Fe y Gracia
Génesis 17: El pacto es iniciado por Dios por pura gracia. Él se presenta como «El Shaddai» (Dios Todopoderoso) y da las promesas antes de que Abraham haga nada para merecerlas. La respuesta que se le pide a Abraham es la fe («anda delante de mí y sé perfecto», que implica una vida de confianza y obediencia).
Nuevo Pacto: La salvación es iniciada por Dios por pura gracia (Efesios 2:8-9). La respuesta que se le pide al ser humano es arrepentirse y entregarse a Cristo, lo cual es un acto de fe (Hechos 16:31, Romanos 10:9).

2. El Cambio de Nombre: La Nueva Identidad
Aquí es donde tu conexión con Juan 1 y Apocalipsis es brillante.
Génesis 17: Abraham («Padre enaltecido») se convierte en Abraham («Padre de multitudes»). Su identidad y destino son redefinidos por la promesa de Dios.
Nuevo Pacto (El Nuevo Nacimiento):
Juan 1:12-13: «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.»
Este es el cambio de identidad supremo. Pasamos de ser «hijos de desobediencia» o «por naturaleza hijos de ira» (Efesios 2:2-3) a tener el estatus legal y espiritual de «hijos de Dios».
Así como el nombre de Abraham fue cambiado para reflejar su nuevo destino, nuestro estatus es cambiado para reflejar nuestra nueva relación con Dios a través de Cristo. Somos «nuevas criaturas» (2 Corintios 5:17). Este es el nuevo nacimiento del que Jesús habla en Juan 3.
Apocalipsis 2:17 y 3:12: «Al que venciere, le daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.»
Este «nombre nuevo» representa la culminación de nuestra nueva identidad. Es nuestra identidad celestial y eterna, conocida íntimamente por Dios. Si el «nuevo nacimiento» nos da el estatus de «hijo de Dios» en esta vida, el «nombre nuevo» en la eternidad es el sello final y la expresión perfecta de esa identidad glorificada. Es la promesa de que nuestra transformación será completa.

3. La Señal del Pacto: La Marca de Pertenencia
Génesis 17: La señal es la circuncisión, una marca física y externa en la carne que identificaba a alguien como parte del pueblo del pacto.
Nuevo Pacto: La señal del Nuevo Pacto es interna y espiritual.
La «Circuncisión del Corazón»: Pablo habla de una circuncisión «no hecha a mano», que es la «circuncisión de Cristo» (Colosenses 2:11). Se refiere a la obra regeneradora del Espíritu Santo que quita nuestro corazón de piedra y nos da uno de carne (Romanos 2:29).
El Sello del Espíritu Santo: Efesios 1:13 dice que al creer, fuimos «sellados con el Espíritu Santo de la promesa». Él es la marca interna e indeleble de que pertenecemos a Dios.
El Bautismo: Es la señal externa que representa públicamente esta realidad interna, simbolizando nuestra muerte al pecado y resurrección a una nueva vida en Cristo (Romanos 6:3-4).

4. La Descendencia: Física vs. Espiritual
Génesis 17: La promesa es una descendencia física innumerable que formaría una gran nación.
Nuevo Pacto: Pablo revela el verdadero alcance de esta promesa. La descendencia de Abraham no es solo la étnica, sino la espiritual.
Gálatas 3:29: «Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.»
Todos los que tienen fe en Cristo, sean judíos o gentiles, son considerados la verdadera descendencia de Abraham y herederos de la promesa. Abraham se convierte, en Cristo, en el «Padre de multitudes» de una manera que él nunca pudo haber imaginado.
Tabla Comparativa








Aspecto del Pacto
Pacto con Abraham (Génesis 17)
Nuevo Pacto en Cristo
Iniciativa
La gracia de Dios («Yo soy El Shaddai»)
La gracia de Dios (Efesios 2:8)
Respuesta Humana
Fe y obediencia («anda delante de mí»)
Arrepentimiento y fe en Cristo (Marcos 1:15)
Cambio de Identidad
Cambio de nombre (Abram -> Abraham)
Nuevo nacimiento, ser «Hijo de Dios» (Juan 1:12)
Destino Final
Padre de multitudes físicas
Parte de la familia de Dios, con un «nombre nuevo» eterno (Ap. 2:17)
Señal del Pacto
Circuncisión (externa, en la carne)
Sello del Espíritu Santo (interno), Bautismo (externo)
La Descendencia
Linaje físico (Israel)
Linaje espiritual (La Iglesia, todos los creyentes)

En conclusión, tu intuición es totalmente correcta. El relato de Génesis 17 no es una historia aislada. Es el anteproyecto divino de la salvación. Cada elemento clave —la gracia, la fe, la nueva identidad, la señal y la promesa de una familia— encuentra su significado más profundo y su cumplimiento final en la persona y obra de Jesucristo y en la experiencia de cada creyente.
Génesis 17:4 en adelante … el Pacto de DIOS con Abram … ¿por qué dice «entre mi y ti»?
¿es necesario el cambio de nombre? – ¿por qué DIOS cambia los nombres, en algunos casos registrados en la Biblia… otros no?
Gn 17:5, Gn 17:15, Gn 32:28, Gn 41:45, Jue 6:32, 2 S 12:25, 1 R 18:31, 2 Cr 36:4, Neh 9:7, Dn 1:7, Hch 13:9

1. El Pacto «entre mí y ti» (Génesis 17:4)

La frase «He aquí mi pacto es contigo» (versión RVR1960) o «Por mi parte, este es mi pacto contigo» (NVI), y la expresión general «entre mí y ti», es clave para entender la naturaleza de lo que está ocurriendo.

Un pacto (en hebreo, berit) en el Antiguo Testamento no es simplemente una promesa; es un acuerdo solemne y vinculante entre dos partes. La frase «entre mí y ti» subraya varios aspectos cruciales:
Es Relacional y Personal: Dios no está emitiendo un decreto impersonal desde el cielo. Se está involucrando directamente con un ser humano. La fórmula «entre tú y yo» establece una relación directa, íntima y mutua. Es un diálogo, no un monólogo.

Establece las Partes del Acuerdo: Deja claro quiénes son los involucrados: Yahvé (el Dios Todopoderoso) y Abram. Aunque las promesas se extenderán a su descendencia, el pacto se establece y se sella personalmente con Abram como cabeza y representante.
Implica Compromisos Mutuos: Aunque Dios es soberano y el iniciador, un pacto implica obligaciones para ambas partes.

La parte de Dios: Promete una descendencia incontable, la tierra de Canaán y ser su Dios.
La parte de Abram: Su compromiso es la fe y la obediencia, cuya señal externa y física será la circuncisión para él y todos los varones de su casa.

En resumen, la frase «entre mí y ti» transforma una promesa en un compromiso personal y sagrado. No es solo algo que Dios hará por Abram, sino algo que Dios establece con Abram.


2. ¿Es Necesario el Cambio de Nombre?

Sí, en el contexto del pacto, el cambio de nombre es absolutamente fundamental y necesario. No es un detalle menor, sino una parte integral del acto.
En la cultura hebrea y en el Antiguo Oriente, un nombre no era una simple etiqueta. El nombre representaba la esencia, el carácter y el destino de una persona. Cambiar un nombre significaba cambiar su identidad y su futuro.

Analicemos los cambios:

Abram (אַבְרָם): Significa «Padre enaltecido» o «Padre exaltado». Este nombre habla de su estatus personal, quizás de su nobleza o linaje.
Abraham (אַבְרָהָם): Significa «Padre de una multitud» o «Padre de muchas naciones». Este cambio no es sutil. Dios está renombrando a Abram de acuerdo a la promesa del pacto. Su nueva identidad ya no es solo ser un «padre exaltado», sino ser el «padre de multitudes», incluso cuando él y Sara todavía no tienen un hijo juntos. El nombre se convierte en una declaración de fe y una profecía andante.
Sarai (שָׂרַי): Probablemente significa «mi princesa». El sufijo «-ai» le da un carácter personal, posesivo. Es la princesa de Abram.
Sarah (שָׂרָה): Significa «Princesa». Al quitar el posesivo, su estatus se universaliza. Ya no es solo «mi princesa», sino «una princesa» en un sentido absoluto, la matriarca de la cual descenderán reyes y naciones (Génesis 17:16).

Por lo tanto, el cambio de nombre es el sello de su nueva realidad y destino. Dios los está conformando a la promesa que les está haciendo.


3. ¿Por qué DIOS (u otros) Cambian Nombres en la Biblia?

Categoría 1: Cambio Divino para Marcar una Nueva Identidad y Destino
Es la razón más importante. El cambio de nombre sella una transformación espiritual y un nuevo propósito dado por Dios.
Gn 17:5 (Abram -> Abraham) y Gn 17:15 (Sarai -> Sarah): Como ya vimos, para alinear su identidad con la promesa del pacto.
Gn 32:28 (Jacob -> Israel): Jacob (יַעֲקֹב), significa «el que toma por el talón» o «suplantador». Después de luchar con el ángel de Dios, su nombre es cambiado a Israel (יִשְׂרָאֵל), que significa «el que lucha con Dios» o «Dios prevalece». Marca su transformación de ser un engañador a ser el patriarca que ha contendido con Dios y ha recibido una bendición.
Neh 9:7 y 1 R 18:31: Estos no son nuevos cambios. Son referencias a los cambios de Abraham e Israel en momentos clave para recordar al pueblo la fidelidad y el poder del pacto de Dios.

Categoría 2: Nombre Divino que Expresa Afecto o Carácter
2 S 12:25 (Salomón -> Jedidías): Después del arrepentimiento de David por su pecado con Betsabé, Dios muestra su perdón y favor hacia el hijo nacido, Salomón. A través del profeta Natán, le da el nombre de Jedidías (יְדִידְיָהּ), que significa «Amado por Yah» (amado por el SEÑOR). Salomón fue su nombre real, pero Jedidías fue un nombre que significaba el favor especial de Dios sobre él.

Categoría 3: Cambio de Nombre por una Autoridad Humana (Reyes, etc.)
Estos cambios a menudo indican dominio, control o asimilación cultural.
Gn 41:45 (José -> Zafnat-panea): El Faraón le da a José un nombre egipcio para integrarlo plenamente en la corte egipcia y señalar su nueva alta posición dentro de la estructura de poder de Egipto. Es un acto de asimilación y de afirmación de la autoridad del Faraón.
Dn 1:7 (Daniel y sus amigos): El rey de Babilonia cambia sus nombres hebreos (que honraban a Dios: Daniel – «Dios es mi juez») por nombres babilónicos (que honraban a dioses paganos: Beltesasar). El propósito era claro: borrar su identidad hebrea y asimilarlos a la cultura y religión babilónica. Era un acto de conquista cultural.
2 Cr 36:4 (Eliaquim -> Joacim): El Faraón Necao depone a un rey y pone a su hermano Eliaquim en el trono, cambiándole el nombre a Joacim. Este acto demuestra que el nuevo rey es un títere del Faraón; es una clara señal de subyugación política.

Categoría 4: Un Caso Especial de Transición
Hch 13:9 (Saulo -> Pablo): Este caso es diferente. No es un cambio de nombre ceremonial de parte de Dios. Saulo (del hebreo Sha’ul) era su nombre judío, de la tribu de Benjamín. Pablo (del latín Paulus) era su nombre romano. Como ciudadano romano, era común tener ambos. El libro de Hechos comienza a llamarlo Pablo a partir de este punto, que marca el inicio de su ministerio enfocado en los gentiles (no judíos). El cambio de nombre en la narrativa refleja el cambio de enfoque en su ministerio hacia el mundo greco-romano, donde el nombre «Pablo» era más apropiado y reconocible.
En conclusión, cuando Dios cambia un nombre, es un acto profundo que redefine el destino y la identidad de una persona en relación con Su plan redentor. Cuando los humanos cambian nombres, suele ser un acto de poder, dominio o asimilación.