TU VIDA TIENE PROPÓSITO

Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, la Biblia nos enseña que fuimos creados por Dios y para Dios. El propósito supremo de la existencia humana es glorificar a Dios. Todo lo que somos y hacemos —trabajo, familia, servicio, adoración— debe reflejar Su carácter.

Dios nos creó para relacionarnos con Él, no para vivir lejos de Su presencia. El pecado rompió esa comunión, pero Cristo la restauró. Conocer a Dios implica estudiar su Palabra, es decir, la Biblia, la oración, la meditación y la comunión con otros creyentes.

El servicio no es un acto opcional, es una evidencia del nuevo nacimiento. Servir a los demás es servir a Dios. La Biblia nos llama a usar nuestros dones y talentos para edificar el cuerpo de Cristo y para bendecir al mundo.

LOS PROPÓSITOS DE VIDA SEGÚN LA BIBLIA

PropósitoTexto ClaveAplicación
1. Glorificar a DiosIsaías 43:7Todo lo que hago debe honrar a Dios
2. Comunión con DiosJuan 17:3Cultivar la oración y obediencia
3. ServirEfesios 2:10Usar mis dones para bendecir
4. Ser como CristoRomanos 8:29Permitir que Dios me transforme
5. Hacer discípulosMateo 28:19Compartir mi fe
6. Vivir en comunidadHechos 2:42Ser parte activa de la iglesia
7. Disfrutar de DiosApocalipsis 21:3Vivir con esperanza eterna

1. Fuimos creados para la gloria de Dios

📖 Isaías 43:7 — “Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.”

Sentido:
El propósito supremo de la existencia humana es glorificar a Dios. Todo lo que somos y hacemos —trabajo, familia, servicio, adoración— debe reflejar Su carácter.

Aplicación práctica:
Vivir de tal manera que la gente vea en nosotros el amor, la justicia y la misericordia de Dios.
➡ Ejemplo: Un campesino que honra a Dios con su trabajo diario y su trato justo con los demás glorifica al Creador tanto como un predicador en el púlpito.


2. Fuimos creados para tener comunión con Dios

📖 Génesis 3:8 — Dios caminaba con Adán en el huerto.
📖 Juan 17:3 — “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero…”

Sentido:
Dios nos creó para relacionarnos con Él, no para vivir lejos de Su presencia. El pecado rompió esa comunión, pero Cristo la restauró.

Aplicación práctica:
Orar, leer la Palabra y obedecer son expresiones de comunión.
➡ En la vida rural, esto puede verse en la sencillez de una oración en el campo, reconociendo la presencia de Dios en lo cotidiano.


3. Fuimos creados para servir

📖 Efesios 2:10 — “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras…”
📖 Marcos 10:45 — “El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir…”

Sentido:
El servicio no es un acto opcional, es una evidencia del nuevo nacimiento. Servir a los demás es servir a Dios.

Aplicación práctica:
El cristiano cumple su propósito cuando usa sus dones para bendecir.
➡ Desde ayudar a un vecino en la cosecha hasta enseñar a los niños la Palabra, todo servicio hecho por amor a Cristo cumple el propósito divino.


4. Fuimos llamados a reflejar el carácter de Cristo

📖 Romanos 8:29 — “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo.”
📖 Efesios 4:13 — “Hasta que todos lleguemos… a un varón perfecto.”

Sentido:
El propósito de la vida cristiana no es la comodidad, sino la transformación. Dios usa las pruebas, las relaciones y el tiempo para hacernos más como Cristo.

Aplicación práctica:
En cada dificultad, el creyente debe preguntarse: “¿Qué me está enseñando Dios para parecerme más a Jesús?”
➡ Aun en las sequías o enfermedades, el carácter de Cristo puede brillar en la paciencia y la fe.


5. Fuimos enviados a hacer discípulos

📖 Mateo 28:19–20 — “Id y haced discípulos a todas las naciones…”
📖 Hechos 1:8 — “Me seréis testigos…”

Sentido:
El cristiano no solo vive para sí. Vive en misión, para compartir el evangelio y formar nuevos creyentes.

Aplicación práctica:
Evangelizar, discipular, enseñar a otros a seguir a Cristo.
➡ En un contexto rural, eso puede significar visitar hogares, enseñar la Biblia en familia o discipular en una milpa o camino.


6. Fuimos creados para vivir en comunidad

📖 Hechos 2:42–47 — la iglesia primitiva compartía, oraba, servía y crecía junta.
📖 Eclesiastés 4:9–10 — “Mejor son dos que uno…”

Sentido:
La vida cristiana no se vive en soledad, sino en comunidad. Dios usa la iglesia para edificar, corregir, animar y enviar.

Aplicación práctica:
Participar activamente en la iglesia, no como espectador, sino como miembro útil del cuerpo.


7. Fuimos creados para disfrutar de Dios eternamente

📖 Salmo 16:11 — “En tu presencia hay plenitud de gozo.”
📖 Apocalipsis 21:3–4 — Dios morará con los hombres, y enjugará toda lágrima.

Sentido:
El propósito final del creyente no termina en esta vida, sino en la eternidad: disfrutar de Dios para siempre.

Aplicación práctica:
Vivir con esperanza, sabiendo que la fidelidad de hoy tiene recompensa eterna.


Cuando nos preguntamos sobre los propósitos de vida que encontramos en la Biblia, no hallamos una lista de «cinco propósitos fáciles», sino más bien un entramado profundo de principios y llamados que se despliegan a lo largo de toda la narrativa bíblica. Permíteme desglosarlos:

1. Glorificar a Dios y Disfrutar de Él:
Este es, sin duda, el propósito supremo y fundamental. Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, la Biblia nos enseña que fuimos creados por Dios y para Dios. El Salmo 8 nos muestra la majestad de Dios reflejada en la creación, y cómo el ser humano, siendo pequeño, ha sido coronado de gloria y honra. El Profeta Isaías (43:7) declara que fuimos creados «para mi gloria». La Confesión de Fe de Westminster lo resume bellamente diciendo que el fin principal del hombre es «glorificar a Dios y gozar de él para siempre».
Esto implica vivir de una manera que honre su carácter, obedecer sus mandamientos y reconocer su soberanía en todas las áreas de nuestra vida. Es en la adoración, la gratitud y la búsqueda de su voluntad donde encontramos nuestro mayor deleite.

2. Conocer a Dios y Tener una Relación con Él:
No fuimos creados para ser meros autómatas, sino para tener una relación íntima y personal con nuestro Creador. Desde Adán y Eva caminando con Dios en el huerto (Génesis 3:8), hasta el llamado de Jesús a «conocer al Padre y al Hijo» (Juan 17:3), la Biblia enfatiza la importancia de esta relación. Esta es la esencia del pacto que Dios establece con su pueblo a lo largo de la historia bíblica, desde Abraham hasta la iglesia.
Conocer a Dios implica estudiar su Palabra (la Biblia), la oración, la meditación y la comunión con otros creyentes. Es un proceso continuo de crecimiento en gracia y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo (2 Pedro 3:18).

3. Ser Transformados a la Imagen de Cristo:
Después de la caída, la imagen de Dios en el ser humano fue desfigurada por el pecado. Sin embargo, en Cristo, tenemos la oportunidad de ser restaurados y transformados. Romanos 8:29 nos dice que fuimos predestinados para ser «conformados a la imagen de su Hijo». Este es un proceso de santificación que dura toda la vida, donde el Espíritu Santo obra en nosotros para producir su fruto: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza (Gálatas 5:22-23).
Este propósito nos llama a la arrepentimiento constante, a renunciar al yo y a seguir el ejemplo de Jesús en todo, buscando sus valores y actitudes en nuestras vidas diarias.

4. Servir a Dios y al Prójimo:
La fe bíblica nunca es meramente personal e individualista; siempre tiene una dimensión comunitaria y de servicio. Jesús mismo vino «no para ser servido, sino para servir» (Marcos 10:45). La Biblia nos llama a usar nuestros dones y talentos para edificar el cuerpo de Cristo y para bendecir al mundo. En 1 Pedro 4:10, se nos instruye a «servirnos unos a otros, cada uno según el don que ha recibido».
Esto se manifiesta en la participación activa en la iglesia local, en el ministerio, en la evangelización (compartir las buenas nuevas de Jesús), y en la diaconía (el servicio a los necesitados y marginados, siguiendo el ejemplo de Jesús en Mateo 25).

5. Vivir para la Eternidad y la Venida del Reino:
La vida en la tierra no es el final de la historia. La Biblia nos enseña que somos peregrinos y extranjeros aquí (Hebreos 11:13-16) y que nuestro verdadero hogar y esperanza están en el Reino de Dios que ha de venir. Este propósito nos llama a vivir con una perspectiva eterna, valorando lo que tiene valor para Dios y no para el mundo. Colosenses 3:1-2 nos insta a «buscar las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios».
Esto implica vivir con esperanza, con una expectativa de la segunda venida de Cristo y la consumación de su Reino. Nos motiva a perseverar en la fe, a vivir justamente y a proclamar el evangelio, sabiendo que nuestras acciones tienen consecuencias eternas.

En resumen, los propósitos de vida que la Biblia nos revela no son tareas aisladas, sino un tejido holístico que abarca nuestra relación con Dios, nuestra transformación personal, nuestro servicio a los demás y nuestra esperanza eterna. No hay un solo camino para todos, pero estos principios son el fundamento sobre el cual cada creyente, en su contexto único, puede construir una vida plena y significativa.