Una de las formas más sutiles y peligrosas de pecado: el pecado de «no hacer». Veremos que no basta con saber la verdad; Dios nos llama a vivir la verdad.
No somos juzgados solo por el mal que hacemos, sino también por el bien que, sabiendo que debíamos hacer, decidimos no hacer.
El autoengaño más grande es creer que por saber mucho, estamos bien con Dios. La obediencia es la evidencia de una fe genuina.
El enemigo ha creado falsas doctrinas o medias verdades para controlar nuestra fe e inducirnos a desobedecer.
La salvación no es un boleto para pecar sin consecuencias. Puedes estar sinceramente equivocado. La sinceridad no salva; solo la Verdad salva.

Texto Base: Santiago 4:17 – «Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.»
Propósito: Confrontar el pecado de omisión en quienes conocen la verdad pero no actúan en obediencia, y advertir sobre las doctrinas que justifican la pasividad espiritual.
Idea Central: El verdadero conocimiento de Dios no es un archivo de datos en nuestra mente, sino una fuerza transformadora que nos impulsa a la obediencia. Saber lo bueno y no hacerlo no es solo una debilidad, es pecado.
Estructura del Sermón
1. Introducción: El Conocimiento que Condena
- Gancho: Imagina que un médico te da un diagnóstico claro y una receta para salvar tu vida. Sabes exactamente qué hacer para sanar, pero decides guardar la receta en un cajón y no tomar la medicina. ¿De qué te sirvió el conocimiento? En el mejor de los casos, de nada. En el peor, se convierte en una evidencia de tu negligencia.
- Contexto del Texto: Santiago es una carta eminentemente práctica. No le interesa una fe teórica, sino una fe que se demuestra con obras. En este versículo final del capítulo 4, después de hablar sobre la arrogancia de planificar el futuro sin contar con Dios, Santiago lanza una verdad cortante y universal.
- Presentación de la Tesis: Hoy, a la luz de Santiago 4:17, vamos a explorar una de las formas más sutiles y peligrosas de pecado: el pecado de omisión. Veremos que no basta con saber la verdad; Dios nos llama a vivir la verdad. Y desenmascararemos las mentiras que el enemigo usa para hacernos sentir cómodos en nuestra desobediencia.
2. Desarrollo del Mensaje
Punto 1: La Definición Olvidada del Pecado (Santiago 4:17a)
- Sub-idea: No hacer lo correcto sabiendo qué es, es pecado ante Dios.
- Explicación: Generalmente pensamos en el pecado como una comisión: robar, mentir, adulterar (hacer lo que está prohibido). Pero Santiago nos confronta con el pecado de omisión: no hacer lo que es nuestro deber.
- Aplicación Práctica:
- Sabes que debes perdonar a quien te ofendió, pero eliges guardar rencor. Eso es pecado.
- Sabes que debes testificar a tu compañero de trabajo, pero te callas por miedo. Eso es pecado.
- Sabes que debes buscar al hermano que se apartó de la iglesia, pero te excusas en tu falta de tiempo. Eso es pecado.
- El Espíritu Santo te ha mostrado un área de tu vida que debes rendirle, pero sigues en control. Eso es pecado.
- Confrontación: No somos juzgados solo por el mal que hacemos, sino también por el bien que, sabiendo que debíamos hacer, decidimos no hacer.
Punto 2: El Peligro del Conocimiento sin Transformación
- Sub-idea: Conocer sin obediencia no transforma, solo infla el orgullo.
- Ilustración: Podemos ser «bibliotecas espirituales ambulantes». Sabemos citar versículos, conocemos la teología correcta, asistimos a cada reunión y estudio bíblico. Pero si esa información no desciende de la cabeza al corazón y se traduce en acciones, solo nos vuelve como los fariseos: expertos en la letra, pero muertos en el espíritu (Mateo 23:3).
- Referencia Bíblica Clave: Santiago 1:22 – «Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.» El autoengaño más grande es creer que por saber mucho, estamos bien con Dios. La obediencia es la evidencia de una fe genuina.
Punto 3: Las Doctrinas de la Comodidad: Mentiras que Justifican la Inacción
- Sub-idea: El enemigo ha creado falsas doctrinas o medias verdades para neutralizar la convicción y acomodar nuestra desobediencia.
- Desenmascarando las Mentiras:
- «Ya aceptaste a Cristo, puedes vivir como quieras.»
- La Verdad: La salvación no es un boleto para pecar sin consecuencias, es la liberación del poder del pecado para vivir en santidad. La gracia que salva es también la gracia que transforma (Tito 2:11-12). La fe sin obras está muerta (Santiago 2:17).
- «Dios solo le habla al pastor o a los líderes.»
- La Verdad: Si bien Dios usa a los líderes, el Espíritu Santo mora en CADA creyente (1 Corintios 3:16). Él te habla a través de Su Palabra, de la oración y de las circunstancias. Esperar que solo el pastor te diga qué hacer es una excusa para evadir tu responsabilidad personal de escuchar y obedecer a Dios.
- «Con que seas sincero y creas en algo, ya estás bien.»
- La Verdad: La sinceridad no salva; solo la Verdad salva. Puedes estar sinceramente equivocado. Alguien en una secta o en una religión falsa puede ser muy sincero, pero su sinceridad no lo acerca a Dios. Jesús fue claro: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí» (Juan 14:6). Nuestra responsabilidad no es solo ser sinceros, sino asegurarnos de que nuestra fe está anclada en la única Verdad.
- «Ya aceptaste a Cristo, puedes vivir como quieras.»
3. Conclusión y Llamado a la Acción
- Resumen: Hemos visto que el pecado no es solo hacer el mal, sino también omitir el bien que conocemos. Hemos entendido que el conocimiento sin obediencia es inútil y peligroso. Y hemos expuesto las mentiras que nos mantienen pasivos.
- Pregunta de Reflexión: ¿Qué sabes que Dios te está pidiendo que hagas, pero no estás haciendo? ¿Qué conversación estás evitando? ¿Qué perdón estás reteniendo? ¿Qué paso de fe estás posponiendo?
- Llamado a la Acción:
- Arrepiéntete: Confiesa tu pecado de omisión. No lo llames «debilidad» o «descuido». Llámalo como Dios lo llama: pecado.
- Identifica un Paso de Obediencia: Hoy mismo, pídele al Espíritu Santo que te muestre UNA cosa que sabes que debes hacer. Escríbela. Compártela con un hermano de confianza.
- Actúa: No dejes que este sermón se quede en tu cuaderno de notas. Que se convierta en una llamada telefónica, en una oración de perdón, en un acto de servicio. La bendición no está en el saber, sino en el hacer (Juan 13:17).
Oración Final: Señor, perdónanos por las veces que hemos sido oidores olvidadizos. Perdónanos por el bien que sabíamos hacer y no hicimos. Rompe en nosotros toda pasividad y toda excusa. Danos un corazón que no solo ame tu verdad, sino que se deleite en obedecerla. Que nuestra fe sea visible, activa y glorifique tu nombre. En el nombre de Jesús, Amén.