El pacto con Noé surge directamente a raíz de la corrupción y maldad desbordada de la humanidad que provocó el diluvio, aunque no hace desaparecer la gracia común que Dios ha mostrado desde la creación. Éste pacto revela que Su benevolencia persiste, preparando el camino para la redención plena en Jesucristo. Es un claro ejemplo de un pacto incondicional, universal…